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viernes, 21 de mayo de 2010

Adorno, Juego o provocación sexual?


Las llevan hombres y mujeres, cualquiera que no esté enterado de su significado, las tomaría como un complemento de moda, ya que las vemos llenar los brazos de las chicas, algunas más discretas, solo llevan unas cuantas.

Es la llamada pulsera del sexo, consiste en un aro de plástico de diversos colores y se llevan de acuerdo a las preferencias de cada gusto.

El juego consiste en romper la pulsera de algún chico o chica y dejarse llevar por las indicaciones de cada color.

El “código” de color, tiene sus leyes que “obligan” a cumplirlas al pie de la letra, pueden ir desde un simple abrazo, hasta una relación sexual, amarillo al negro y entre esos dos colores, el naranja cuyo premio consiste en un beso en la boca, el rojo, a una danza erótica y el rosa, a enseñar una parte íntima del cuerpo.

Brasil ha prohibido el uso del adorno, debido a la denuncia de violaciones y asesinatos de adolescentes.

Sucede que muchos jóvenes llevan el adorno por el simple hecho de entrar a la moda que ven usara otros y su bajo costo, es un incentivo que les permite comprarlas en cantidades.

Lamentablemente cierto es que en los lugares donde han ocurrido los crímenes, se han encontrado evidencias de pulseras negras rotas, motivado a esto varias ciudades brasileñas, han prohibido el uso de ellas, del mismo modo, las escuelas públicas han emitido el veto al complemento, como una medida de precaución.

Sucede hoy con este artefacto de plástico, al igual que en el pasado, se han implementado semejantes circunstancias con otra clase de artilugio y pasada la fiebre de esta moda, volverá otra diferente, es el resultado de la inversión de valores que prima en la mayoría de las familias, el abandono en que se ha dejado la educación de los hijos, el libre albedrío a obedecer a cánones de conducta s indebidas que aparentemente como en el caso de las pulseras, carecen de importancia, pero que traen consigo un trasfondo peligroso ya que para la juventud puede resultar excitante, sin alcanzar a ver el riesgo al que se exponen.

La prohibición del uso por si sola, no es suficiente, habría que concienciar a los padres, para que establezcan un diálogo cordial con sus hijos y entre ambos, padres e hijos, lleguen al acuerdo de que la pulsera es un adorno inservible, no precisamente por su bajo costo, sino por las implicaciones culturales que conlleva su uso.

La palabra clave es “orientación”, es lo que falta no solo entre hijos, padres y hermanos, sino entre parejas y en una abrumadora mayoría de las sociedades en todo el mundo.

1 comentario:

  1. Mira, desconocía este tipo de juegos sexuales con las pulseras; no se si en España también lo habrá. Pero llevas mucha razón al afirmar que la prohición por sí sola no basta, el gran problema está en la educación, en la orientación desde pequeñitos. Y esto es lo que se ha descuidado o se obvia, y por eso tenemos tanta desorientación. Un cordial saludo.

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