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viernes, 9 de abril de 2010

Contigo Brasil




Donde quiera que haya dolor, debe estar la solidaridad que como seres humanos nos hermana en lazos de adhesión, Brasil es ahora donde se posa la mirada de misericordia

Río de Janeiro, majestuoso y rítmico, idioma de contrastes melódicos herencia lusa, donde el carnaval es cadencia sinuosa que hace vibrar la epidermis y la zamba rompe la calma, sufre hoy los estragos de una naturaleza que se vuelve hostil a la humanidad.

Más de 200 personas pueden estar sepultas bajo el alud de tierra y lodo que se precipitó, resultando los más perjudicados, el pueblo de Niteroi.

Habitantes de favelas, casas levantadas sobre lo que era un depósito de deshechos, viviendas desprotegidas, brasileños con corazón, al igual que todos, pero marcados por el designio de la pobreza, destino común de los pueblos de Iberoamérica.

Países donde hay marcadas discrepancias, donde unos pocos lo tienen todo y una inmensa mayoría, solo tiene el cuerpo que sirve de receptor a las desgracias.

El reporte oficial habla de 175 muertos, la experiencia indica sin embargo, que en casos como estos, cuando todavía no se llega al meollo de la tragedia, es difícil aventurar cifras, pueden ser más o menos, lamentablemente, casi siempre son más.

Desalojos, pánico, nerviosismo, impaciencia ante la posibilidad de nuevos derrumbes.

Cualquier cosa es una herramienta para ayudar, las manos, a falta de algo, más adecuado, lo importante es el rescate de las víctimas que se hace mas difícil porque la lluvia no cesa.

Ojalá que la omnipotencia divina tienda su manto sobre este pueblo, lo pedimos de corazón.

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