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jueves, 8 de abril de 2010

¿Bailamos un tango?


Y todo a media luz,
que es un brujo el amor,
a media luz los besos,
a media luz los dos...

Nació en el arrabal y se ha paseado en los escenarios más exquisitos del mundo, Buenos Aires, es la ciudad donde se originó, fue en sus noches de bohemia, que este ritmo se metió en la sangre y en la preferencia primero popular y mas tarde, llegó hasta los grandes salones.
En el año 1803, desde antes de que hiciera su aparición el Tango, como ritmo, ya figuraba esa palabra en el Diccionario de la Real Academia Española, como una acepción de variante de un hueso o piedra que se usaba para el juego del tángano.
En 1889 sin embargo, la institución normativa de la lengua, ya incluía esta segunda definición de la palabra tango: Fiesta y baile de negros y de gente de pueblos americanos. Casi un siglo pasaría para que el mismo diccionario definiera al tango como baile argentino de pareja enlazada, forma musical binaria y compás de dos por cuatro, internacionalmente difundido.
Muchas son las anécdotas tejidas alrededor del nacimiento del tango, unas dicen que la palabra es propia de lenguas africanas que acompañaban a los esclavos al Río de la Plata, que significaba lugar cerrado.
Tal vez la palabra tango, sea una voz portuguesa introducida en América por medio del dialecto afro-portugués. Blas Matamoro, periodista y Escritor argentino, al establecer una comparación entre tango y tambo, afirmo que era onomatopeyas del tam-tam o candombe, que usaban los negros en sus bailes. El lugar donde se reunían los esclavos en África y en América, era llamado “tango”. De esa manera, a comienzos del siglo XIX, llamó Buenos Aires a las casas en los suburbios, donde los negros se encontraban para bailar y así pasar momentos agradables que les hicieran olvidar aunque fuera temporalmente, su condición de esclavos.
Existen teorías de origen incierto, que hablan de las raíces negras y origen inmigratorio del tango. A mediados del 1800, los “conventillos” de lo que ya para esa fecha era la progresista ciudad de Buenos Aires, que por las noches estaban repletos de personas llegadas del interior y de gringos recién desembarcados, además de los porteños de escasos recursos, que marcaron las nuevas expresiones populares.
Lo cierto es que la música y el baile del tango, pueden tal vez catalogarse como una mezcla de diferentes ritmos, aunque indirectamente tienen influencias del candombe africano, de la habanera cubana, del tango andaluz, del chotis y del cuplé, sin dejar de mencionar a las payadas puebleras y las milongas criollas
Unas de cal y otras de arena, el éxito llegaba poco a poco a los lugares donde se tocaba y bailaba tango, Buenos Aires, se descubría y en las Academias, teatros, en las comedias y zarzuelas, se empezaba a bailar y cantar tango, primero fue bailado por hombres, luego se incorporaron mujeres que empezaron a dar más lucidez al baile.

Inicialmente, el tango solo se interpretaba en los burdeles contando con el violín, flauta y guitarra como únicos instrumentos. Mucho después aparecería el Bandoneón, el gran instrumento que elevó el tango a categoría de sublime.
La historia del Tango no puede ser contada sin nombrar a Carlos Gardel, fue el intérprete mas destacado de todos los tiempos, su nombre quedó unido al tango para siempre.

La característica más destacable del tango, es su coreografía. Su baile espectacular y erótico, es un espectáculo visual que ilustra al espíritu.

Sus compases y movimientos de pie, se asemejan a la caminata de una tigresa en ataque.

Es un baile para ser bailado por dos, es una lección de seducción, una conquista en que la música es la palabra, la mujer seduce y el hombre conduce.
Maravilloso movimiento en que mujer y hombre se envuelven en todo el baile, rompiendo el equilibrio total para luego ella caer sobre su pecho, ah, que dulce protección!

1 comentario:

  1. El tango, el cielo y estas vendimias, el puro paraíso.

    feliz tarde

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.