ni es tarde, no es día, ni es noche aún,
es casi la llegada del ocaso, la hora en que
se parte en dos el tiempo,
a un lado las estrellas,
del otro lado el sol agonizando.
Así como maduran las uvas, caen mis letras plasmando la esencia de mi verdad más profunda. Empecé a soñar donde el cactus es una piedra más del camino y reverbera el sol, donde la noche se irradia de estrellas que se reflejan sobre la blancura de los jazmines que pueblan mis recuerdos. Soy un latido de una ciudad que es un corazón. Dos cielos me cubren, el propio y el de Sevilla, ciudad pasión y melodía.
Vendimiadora de poesía y de temas actuales, cosechadora de este aplauso que dejo al pie de tus letras.
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