tus manos atrevidas conocen los caminos de mi cuerpo,
se mueven sinuosas, insolentes,
su avaricia me absorbe,
manos intrusas
que en audaz travesía,
descubren de mi cuerpo su misterio.
Manos desvergonzadas, que llegan al descuido,
al punto exacto donde habita el placer.
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