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viernes, 18 de junio de 2010

Hasta Siempre Saramago


“Entraré en la nada y me disolveré en ella”, cinco años después de pronunciar estas palabras que más bien pueden considerarse como un epitafio, el genio de las letras portuguesas, ha entrado en la nada absoluta que no tiene final, ni vuelta.

Vida y muerte, tan diferentes y tan unidas!

José Saramago, el prodigioso Premio Nobel de Literatura Portugués, hoy abona la deuda de la que no podemos evadirnos, la muerte, única condición que hace iguales a todos los seres humanos, ricos, pobres, artistas, escritores...

La finitud de la existencia, trágico juicio del que no nos eludiremos.

Saramago, una figura inspiradora para la humanidad, el escritor de quien defendía mis utopías, ha pasado hoy a esa dimensión temida por casi todos, y a la que TODOS/AS, llegaremos.

¿Arriba, abajo, bajo la tierra o sobre las nubes?

He ahí el gran misterio, lo único cierto es que vivió y que su vida fue fructífera, que dejó una huella por la que caminar, sería una gloria.

Adonde van las almas? Cielo, infierno? Tal vez sea esa, la gran utopía, una de las cuales parecían inciertas al autor.

Quisiera darte una rosa, pero tan especial, que no exista en ningún jardín, creada solo para ti, hacedor de letras inmarcesibles, ante la imposibilidad de mi deseo, acudo a mis eternas utopías, cierro y abro mis ojos y con pétalos de nácar, he creado la rosa más exquisita, la que mereces tu.

Que la paz eterna rodee tu entorno, tu aura, tu recuerdo.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.