Parece mentira, eres el recipiente donde vierto mis desahogos y rebeldías, el cartel donde cuelgo mis emociones y nunca se me había ocurrido agradecerte que me soportes, que tengas la paciencia de tolerar mis imperfecciones, mis cambios de humor y todas esas rabietas que desahogo en ti.
Eres como mi otro yo, pero creo que a veces abuso de ti, imagino que te hastío y por eso muchas veces reaccionas negándote a darme mas de lo que puedes.
Porque soy tan desconsiderada que pido sin límites, que digo pido, exijo, soy insoportablemente tirana, no se como me aguantas, lloro, grito, sollozo, cuantas veces he mojado las letras y tu tan paciente, esperas a que vuelva la calma, o soportas mi descarga que luego exhibes como si fuera un manifiesto.
Tu siempre ahí, al pie del cañón, esperando por mi, por mis palabras unas veces poéticas, otras insolentes, y la mayoría de las veces, rebelde.
Voy y vengo por la casa y se que me observas, te arrastro de la alcoba a la cocina, casi vuelo contigo entre los brazos, nunca me había detenido a pensar en lo abusiva que soy, porque quien me asegura a mi que tu no sientes, quien puede jurar que no te das cuenta de cada una de las acciones que hago, siempre resignada, acatando mis mandatos insufribles, cuando descargo en ti una retahíla de palabras duras, cuando escribo esas divagaciones sorprendentes, que dirás de mí.
Sabes una cosa blog? Te amo, eres una de esas pequeñas cosas que me son imprescindibles, ¿Quien dijo que eres una cosa inanimada? Si hablas por mi, expresas lo que escribo y estás abierto día y noche, mientras yo duermo, tu eres mi voz, mi conciencia, aunque no esté tu me proyectas, me mantienes activa, se que el día que yo muera, tu no morirás conmigo, quedarás como una evidencia de lo que fui, de lo que sentía.
Oye blog y quien te dijo a ti que moriré? No te hagas ilusiones, siempre seré tu dueña, tu ama, una cosa es que esta noche me sienta magnánima y quiera darte una disculpa, pero deja de imaginar tonterías.
Lo cierto es que eres lo único valioso que poseo, te has convertido en mi compañía, tomo contigo el café, como junto a ti, eres mi espejo, mi confidente. Tu te quedas a mis pies, si me muevo mucho, ¡Zas! Al suelo, la culpable soy soy, pero encima de que te caes y te pegas tremendo chichón, aguantas mi descarga porque te caíste.
Y ahí estás siempre presto, cuando me acomete el desvelo, cuando estoy alegre o triste, cuando tengo necesidad de comunicar lo que sea, escribir una reseña, uno de esos inventos de mi mente, proyectos de poemas, cuando convierto en letras la angustia, cuando ahuyento la soledad haciéndome creer a mi misma que eres "alguien".
Ay cuando desesperada, mas que escribir, añoro en palabras una amada compañía. Jamás me fallas.
Tu no eres una "cosa" temporal, de esas que usamos, nos cansamos, y tiramos, no perteneces a esos objetos insignificantes que me rodean, eres muy TU y aunque no te lo diga nunca, intuyes que eres esa pequeña gran cosa, la mas valiosa de todas.
Simplemente gracias.
Hola Miuris! Me ha encantado esta entrada como homenaje a nuestro compañero de vida: El Blog. Me identifico plenamente con lo que dices. La verdad, cada oraciòn es tan cierta que su significado no puede obviarse.
ResponderEliminarTe felicito por este homenaje a ese testigo de vida que tenemos, que nos tolera, nos acompaña y nos da muchas satisfacciones.
Apuesto a que nos va a sobrevivir, tambièn!
Un abrazo en la distancia, querida Miuris.