Una tarde, una noche,
el eco de una risa,
una luz que agoniza,
el sueño de una noche,
un recuerdo, ¡Un sofá!
La luz se hizo cómplice,
nuestras figuras dibujadas en silueta,
eran como dos cascabeles
movidos por la pasión.
Así como maduran las uvas, caen mis letras plasmando la esencia de mi verdad más profunda. Empecé a soñar donde el cactus es una piedra más del camino y reverbera el sol, donde la noche se irradia de estrellas que se reflejan sobre la blancura de los jazmines que pueblan mis recuerdos. Soy un latido de una ciudad que es un corazón. Dos cielos me cubren, el propio y el de Sevilla, ciudad pasión y melodía.
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