La noche forma un laberinto
en el que me pierdo,
el universo de mi alma
busca afanosa tu puerto.
Clama mi voz en la sombra,
solo el silencio responde.
Mi mundo es grande,
habito los caminos de tu cielo y el mío,
navego sin avistar la tierra,
mar insondable y niebla me circundan.
Me sumerjo, vuelvo a la superficie,
quisiera fundir tu cielo
y en mi delirio discurro,
hasta que vuelve el día
y con su luz, avanzamos,
cruzando murallas,
traspasando umbrales,
paralelos, infinitos casi nuestros destinos,
confundidos entre la tapia de intrincados laberintos.
Yo visto de azul,
por si acaso vislumbraras un asomo de mí,
para que sepas que no es una quimera,
soy yo que incesante te busco
y tu, donde estarás?...
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