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domingo, 29 de agosto de 2010

Tú, donde estás


Fechado en septiembre del 2005, este artículo pertenece a la colección de mi columna periodística de un diario nacional, en un encuentro entre viejos papeles, lo rescato como tributo a ese alguien a quien entonces buscaba, pero que ya encontré y tal como lo imaginaba, era el amor.

Eureka!


Tu, donde estás?

Donde te encuentras que no logro alcanzarte.

En que lugar te escondes que casi se agota mi afanoso espíritu, en la tarea de llegar a ti.

Me buscarás también?

Vienes hacia mi encuentro?

Dime que haces en el tiempo en que no estamos juntos?

Que haces con tus días? En tus noches, quien reina?

Te miras en el fondo de otros ojos y repites tal vez las mismas frases que yo espero escuchar?

En que jardín extraño estás cortando rosas?

Se que habitas en algún lugar y aunque tarde mil años, un día, nuestras manos entrelazadas ,cruzarán el umbral de la esperanza para realizar juntos nuestros sueños.

Eres ese milagro que mi mente recorre cada día, cruzaré laberintos, dejando a cada paso jirones de cansancio y juro que nada, ni nadie, impedirá que te encuentre.

Serás la mansedumbre en la tormenta, luz, promesa, mañana.

Yo se que estás, pero dónde, aparece por Dios, que ya casi deliro!

Eres tal vez el aire que llega a mis pulmones, la brisa que alborota mi pelo, o te escondes quizás entre mis sábanas, calentando mi cuerpo como una caricia.

Puede que seas la estrella, que espío cada noche y que parece fundirse con mi alma, cuando la bóveda incorpórea es tan oscura, que solo tú pareces habitarla, tal es tu intensidad,

brillas para mi!

Recorriendo caminos, oigo las hojas de los árboles que al caer parecen musitar un gorjeo amoroso y pienso que eres tu, que convertido en duende, también me buscas y corro tras de ti, te llamo y no respondes, donde estás que no escuchas a mi alma?

Mientras te busco, voy recogiendo rosas, pero tienen espinas, algunas, quieren darme su esencia, pero no reconozco en ese aroma, al que busca mi espíritu.

Casi me agoto, sin embargo camino tras tus huellas, aunque estoy cansada, no me rendiré.

Voy caminando hacia ti y mientras llego, recoge de estas letras, mis anhelos, mis dudas, en ellos encontrarás mi corazón.

Tal vez un día, divise tu silueta perdida entre la niebla, es curioso, no te imagino en cuerpo físico, mas bien se de memoria como es tu corazón, pero indudablemente tu presencia corpórea, al igual que tu alma será hermosa para mi.

Te encontraré, aunque seas un rayo de luna caprichoso que juega entre la sombra y danzas con las olas.

Pero no escaparás, aunque el mundo es tan breve que solo cinco letras lo componen y la vida es tan corta, te encontraré, es una promesa.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.