Pasajeros del tiempo y de la espera,
peregrinos que viajan en la nave de un camino sin rumbo.
Tu tiempo, mi vida, tu espacio y mis días,
nuestros sueños,
tu esperanza y la mía,
nuestros caminos.
El hoy y el mañana que ignoramos
si llegará, o quedará
varado en un sendero del que ni tu, ni yo,
podremos rescatar.
Tú en tu orilla, yo en la mía, lejanos, sin alas ni remos.
Tu y yo, los dos acongojados y felices,
los dos sumidos en el sopor de un amor que es un regalo del cielo
y nuestras almas angustiadas por la espera que consume,
por la ausencia que muerde, que aprieta, que espanta.
Perdidos en la noche, asidos a una escalera de estrellas
que una por una se desgranan
igual que se destruye un castillo de arena.
Aferrados a la luz del sol en cualquier día, esperando que nos depare
la dicha de vernos, tocarnos...
El sol nos calcina, las estrellas son aguijones, nos arañan la piel,
y tu y yo perdidos tras el reflejo de un rayo de luna que nos enloquece.
Somos dos peregrinos que viajan en la noche y el día,
sin tiempo, sin camino,
tus alas son mis alas, mi aliento, es el tuyo.
nuestras vidas,
nuestro ser fundido en uno por amor.
peregrinos que viajan en la nave de un camino sin rumbo.
Tu tiempo, mi vida, tu espacio y mis días,
nuestros sueños,
tu esperanza y la mía,
nuestros caminos.
El hoy y el mañana que ignoramos
si llegará, o quedará
varado en un sendero del que ni tu, ni yo,
podremos rescatar.
Tú en tu orilla, yo en la mía, lejanos, sin alas ni remos.
Tu y yo, los dos acongojados y felices,
los dos sumidos en el sopor de un amor que es un regalo del cielo
y nuestras almas angustiadas por la espera que consume,
por la ausencia que muerde, que aprieta, que espanta.
Perdidos en la noche, asidos a una escalera de estrellas
que una por una se desgranan
igual que se destruye un castillo de arena.
Aferrados a la luz del sol en cualquier día, esperando que nos depare
la dicha de vernos, tocarnos...
El sol nos calcina, las estrellas son aguijones, nos arañan la piel,
y tu y yo perdidos tras el reflejo de un rayo de luna que nos enloquece.
Somos dos peregrinos que viajan en la noche y el día,
sin tiempo, sin camino,
tus alas son mis alas, mi aliento, es el tuyo.
nuestras vidas,
nuestro ser fundido en uno por amor.
no hay nada como un amor unificado.... lindos sentimientos
ResponderEliminarAbrazos
Linda semana
Saludos
Preciosa entrada dedicada a ese amor lejano pero tan cerca y dentro del corazòn, Miuris.
ResponderEliminarUn gusto leerte en tan bello poema.
Te envìo un abrazo, estimada amiga.