Desde que no estás, mi sol es más opaco,
desde que tu te has ido,
los rayos de la luna, han perdido su luz,
desde que ya no estás,
la mañana amanece sin esperanza,
y el café sabe amargo.
Te recuerdo en silencio,
te evoco en la distancia,
te llamo en mi adentro
y el eco de la nada absoluta me responde.
Una oquedad de espanto se apodera de mi,
en ella guardo el eco de tu voz,
el recuerdo del último beso,
la última mirada,
no hay nada de ti que olvide,
todo de ti, todo de mi,
está guardado en ese cofre que yace en
un lugar solo conocido por ti,
habitado por nuestros corazones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario