Soy una golondrina que no tiene nido,
que vuela y vuela buscando su camino,
surcando su destino,
hurgando el horizonte.
El cielo está tan lejos!
si las estrellas no pueden llegar a él,
mal podría una golondrina sin nido
y sin destino.
Así como maduran las uvas, caen mis letras plasmando la esencia de mi verdad más profunda. Empecé a soñar donde el cactus es una piedra más del camino y reverbera el sol, donde la noche se irradia de estrellas que se reflejan sobre la blancura de los jazmines que pueblan mis recuerdos. Soy un latido de una ciudad que es un corazón. Dos cielos me cubren, el propio y el de Sevilla, ciudad pasión y melodía.
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