Un fino velo, tan transparente, que hasta podríamos romper y traspasándolo, podríamos ver lo que hay detrás, Es esa la creencia de muchos, sobre la distancia que media entre la vida y la muerte.
Esto refuerza la creencia de que la muerte no es el fin, sino el inicio de otra existencia, diferente a la que llevamos en la tierra, pero que de alguna manera nuestra materia no se consume, sino que continúa existiendo en otra dimensión. ¿Será realmente cierto? ¿?
El mundo espiritual siempre ha desencadenado polémicas y contradicciones, hay tratados científicos de los cuales podemos extraer una cierta relación con la aseveración de que existe vida después de la muerte, pero estos lo hacen de una manera diferente a como lo aseguran los fanáticos que difunden la tesis de una comunicación con seres de otro mundo.
¿Cómo asegurarlo?
Lo que sí podemos difundir, porque lo hemos visto, es que entre vida-muerte, es tan ínfima la distancia, que parecerían habitar en paralelo y atraerse en determinado momento, como dos imanes.
Permanece el alma después del cese de las funciones orgánicas?
Pueden los muertos comunicarse con el mundo de los vivos?
Son muchas las incógnitas que incitan este tema y muchos también los pareceres.
Hay quienes afirman que existe esa vida, hasta el punto de asegurar que ellos mismos, han visto, o hablado con seres, familiares o amigos, que han muerto.
¿Y usted, que dice?
Objetos que por si mismos, son comunes a otros, pero que determinada circunstancia los asocia a alguna tragedia, a muertes acaecidas, casas abandonadas, parajes específicos, rodeados de una aureola de misterio, que casi siempre desatan un interés morboso, el anhelo de ver, de saber y a pesar de que el tema, por su naturaleza despierta miedo, es a la vez, un detonante que pone a volar la imaginación urdiendo leyendas que viajan a través del tiempo. Existen lugares especiales que atraen las actividades sobrenaturales y poseen una auténtica espiritualidad.
Desde la antigüedad más remota, el tema del mundo espiritual, ha desatado innúmeras manifestaciones, unas en contra, otras a favor.
El mundo del espíritu, si es que existe, está más allá de la dimensión o sensibilidad física, por consiguiente, no es fácil a la comprensión, están fuera de toda comprensión humana.
El neurocientífico ganador del premio Nobel, el australiano John Eccles escribió:
“No puede explicar la existencia de cada uno de nosotros como un ser único, tampoco puede contestar preguntas tan fundamentales como: ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo llegué a estar en un cierto lugar y tiempo? ¿Qué sucede después de la muerte? Estos son misterios más allá de la ciencia.”
Llámese como se llame, paranormal, sobrenatural, algunas cosas sólo pueden ser explicadas en términos de un reino “no físico”. (Los científicos no quieren llamarlo “espiritual”).
Lo cierto es que las respuestas a grandes interrogantes sobre el espíritu, están más allá del alcance de la ciencia, creer en un mundo espiritual, más allá de una dimensión humana normal, afecta de diversas maneras la propia vida humana, créase o no en ello.
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