Sígueme,
ayúdame a regar la simiente,
sigue mis huellas tras el surco,
o adelanta mis pasos,
mientras yo voy
rotulando el cantero.
Sígueme, no permanezcas en silencio,
fíjate que yo trepo a la cima
y levanto mi voz,
reclamo, exijo
y ruego solo a Dios.
Sigue mis palabras,
juro que cada letra que escribo,
lo hago por ti, por mi, por los que no tienen voz,
quiero llegar a ser el eco de la verdad mas pura.
Anda, sígueme y en un estrecho abrazo,
juntos levantaremos una copa
y libaremos el fruto de esta vendimia
que hoy me ayudas a fertilizar.
¡Sígueme!
Siempre siguiendo tus pasos, recogiendo esa prodigiosa cosecha de tus manos y de tu intelecto, hasta de una roca sacas poesía, es tu misma eres como un poema.
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