Un invaluable testimonio histórico fue el hallazgo de un grupo de once refugiados españoles sobre cuya existencia, nada se sabía. Investigadores del Archivo General de la Nación de República Dominicana, han realizado el hallazgo y en honor a ello, la institución rindió un homenaje en una exposición que llama “Mas fuerte que la muerte” y es que los nexos entre España y América son realmente fuertes.
Además de los atavismos coincidentes que nos une a los españoles, nuestra cultura, la fe Cristiana, tradiciones, guardan mucha memoria de esta raza de la que no solo tenemos el recuerdo de los tiempos de la Colonia, sino de un tiempo más reciente, cuando en el ardor de los siniestros acontecimientos de la Guerra Civil, cientos de españoles llegaron a nuestras costas.
Entre 1939 y 1940, cerca de 4 mil refugiados llegaron a costas dominicanas, algunos marcharon de nuevo, otros fueron expulsados por Trujillo, pero la mayoría plantó raíces en tierra dominicana aportando una gran fuerza de trabajo y con mucho tesón, llegaron a tener un valor relevante en la sociedad.
Los exiliados españoles sembraron en esta tierra su bandera, para que junto a la nuestra fortalecieran las bases de una alianza que se ha robustecido con el tiempo.
Ellos encontraron la paz buscada, nuestra tierra generosa, nuestra gente solidaria, les brindaron amparo y calor, es como una vía de doble acceso, porque a ellos adeudamos gratitud por hechos que han servido para forjar la conciencia nacional. Los españoles de ese ayer forman parte de lo que somos hoy, porque muchos de ellos dejaron como legado valiosas instituciones.
La historia de ese tiempo, guarda nombres como Enrique Casal Chapí, un músico nacido en Madrid que en sus años de exilio en el país fundó la Orquesta Sinfónica y José Vela Zanetti, el célebre pintor de los murales, siendo un adolescente llegó a Santo Domingo y fue aquí donde dio inicio a su obra pictórica, dejando a la posteridad su arte excepcional, que permanece aún en varios lugares de la República. Antonio Prats Ventós, el dominico-catalán que hizo cómplice de sus manos a la caoba, guayacán y roble, esculpiendo en ellas mil formas exquisitas. José Gausachs Armengol, nacido en Barcelona, fue la figura más inspiradora para la plástica dominicana.
Doña María Ugarte, quien al igual que muchos otros vive todavía, llegó al país con su familia en 1940, luego de una penosa travesía desde 1939, ella fue la primera mujer reportera en la historia del periodismo dominicano.
Otro español de los tiempos del exilio fue el abogado y escritor vasco Jesús de Galíndez Suárez, llegó desde Francia cuando fue invadida por los Nazis, su tesis doctoral “La Era de Trujillo”, para la carrera de Filosofía en la Universidad de Columbia, sumada a otras circunstancias que no fueron del agrado del régimen de Trujillo, dieron al traste con su vida.
Gallegos, catalanes, vascos, junto a ciudadanos de Cantabria, Levante, las dos Castillas y Aragón fueron las regiones de España que mas almas aportaron al exilio.
Habrá muchos nombres más de españoles ilustres olvidados tal vez, o desconocidos,
pero cada uno de ellos merece no solo recuerdo, sino también respeto.
Queda por mencionar a los españoles que dejaron los aires capitalinos para instalarse tierra adentro, aquellos que con sus alforjas llenas de esperanza, buscaron la apacible quietud de pueblos dominicanos casi aldeas para esa época. Me pregunto como pudieron dejar el mar a sus espaldas, con lo mucho que lo aman, pero el momento era para tomar decisiones alejadas de romanticismo, de esa manera entra a formar parte del itinerario, Santiago de los Caballeros.
Muchos serían los nombres a citar, la mayoría de los grandes negocios que fueron creados por inmigrantes españoles, forman parte de ese núcleo de exiliados. Es innegable su aporte a la industria y al comercio y por consiguiente nuestra gratitud, que si bien le brindamos el suelo patrio, ha sido muy grande la recompensa.
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