Calla,
que tus latidos no perturben mi sueño,
ni tu ritmo no altere mi quietud,
que la sangre que emanas,
no desboque mis ansias.
Palpita dócil,
nadie más que yo te entiende
y nadie más que tú,
conoce el cataclismo de sentires,
que pueden motivar que acalles para siempre.
Hazlo suave, bajito,
que tú y yo sabemos,
tú de mí, yo de ti....
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