Tengo miedo a la noche,
porque en ella,
se sembraron mis lágrimas
dejando secos los ríos de mi alma.
Me conturban los gruñidos del viento,
que como un lamento de penumbra,
me estremecen.
Perdida entre la sombra,
como loca corrí tras un rayo de luna,
que riéndose de mí,
sumergida en el río,
disipó mi esperanza.
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