Una noche, una música, un encuentro,
después el olvido total,
la indiferencia obligada del trajín,
confundidos en el divagar constante tras la vida.
Te olvidé, borré de mi memoria tu existencia
y me pregunto hoy,
que quedaría si en lugar de
olvidarte,
nuestro camino hubiera sido el mismo.
Mejor para los dos,
porque de esa manera,
seguiré siendo en ti una ilusión
y tú en mí la duda de imaginar,
que habría pasado.
Menos brutal que la certeza
de saber que ahora,
en lugar de esa duda,
ya nos
odiaríamos.
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