Donde empieza el olvido,
donde acaba el hastío.
En el confín de todos los destinos.
donde la sombra impera
señalando el final o el brote de un comienzo.
Allí me hirió el fastidio
y me estampó la muerte.
Así como maduran las uvas, caen mis letras plasmando la esencia de mi verdad más profunda. Empecé a soñar donde el cactus es una piedra más del camino y reverbera el sol, donde la noche se irradia de estrellas que se reflejan sobre la blancura de los jazmines que pueblan mis recuerdos. Soy un latido de una ciudad que es un corazón. Dos cielos me cubren, el propio y el de Sevilla, ciudad pasión y melodía.
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