Que quedará de mí cuando se acabe el tiempo,
cuando sin darme cuenta vea llegar la noche
y nunca más amanezca.
Qué cuando entre la sombra
quiera ver y no pueda,
o gritando, se pierda mi lamento .
Así como maduran las uvas, caen mis letras plasmando la esencia de mi verdad más profunda. Empecé a soñar donde el cactus es una piedra más del camino y reverbera el sol, donde la noche se irradia de estrellas que se reflejan sobre la blancura de los jazmines que pueblan mis recuerdos. Soy un latido de una ciudad que es un corazón. Dos cielos me cubren, el propio y el de Sevilla, ciudad pasión y melodía.