Te Espero aún,
como antes, como siempre.
Todo está igual,
la misma puerta, tus cosas ordenadas,
tus libros, tu sillón…
Te espero porque se que vendrás,
volverás como si fuese ayer,
como si el tiempo no pasara
y nos hubiésemos dicho hasta luego.
No temas,
no voy a preguntarte nada,
ni reproches, ni quejas,
sólo te miraré a los ojos
y en tu mirada,
leeré la verdad que hay en tu alma.
Sereno y hermoso como el atardecer de agosto.
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