Me condeno,
porque yo misma me he castigado,
me auto sanciono,
porque durante mucho tiempo me sentí violentada
y no puse remedio.
Me juzgo, porque me herí sin puñal,
me castigué sin látigo
y a sabiendas, mis labios silenciaron.
Me gravo porque no estando loca,
consentí, enmudecí, toleré
y soporté aunque sin sumisión,
que el viento estéril del desierto,
plantara en mi jardín,
su árida simiente.
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