Y que me vas a dar que no sea un remedo de tu
sombra,
que me dirás que no me hayas dicho,
cual va a ser ahora tu credo,
después de descifrar tu crucigrama.
Que más aludirás en tu defensa,
que el calor ha marchitado la rosa en el camino.
Si escribiste una carta, si hiciste una llamada,
si además dices te amo,
cualquier juez te declara inocente.
Ambos sabemos sin embargo,
ni cartas, ni
llamadas, ni te amo
podrían otra vez encender,
el fuego que
apagaste.
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