No me preguntes nada,
sólo ámame,
no te inquiete saber
si soy tuya o de otro.
No digas nada, no rompas el misterio,
ni pronuncies palabra,
para qué,
si en silencio nos podemos
decir,
lo que en palabras, no
podríamos.
No me mires tampoco,
no quiero ver tus
ojos, ni que mires los míos,
solo quiero que
sientas que te doy en silencio,
lo que jamás a ningún
otro di.
Después te marcharás,
ni yo sabré de ti, ni
tu menos de mi,
borra si puedes,
cualquier señal que
pueda recordarte este momento,
yo trataré de hacer
igual, aunque no se si pueda.
Sin embargo me arrancaría
el alma para no recordar,
es mejor que los dos
imaginemos que nada sucedió,
que estamos desquiciados.
Fue la imaginación!
pues bendita imaginación,saludos y gracias por tus hermosas entradas, un placer leerte
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