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martes, 4 de septiembre de 2012

Mar!


 

Mar imponente! Me estremece tu misterio, eres un centinela que bordeas la orilla de la vida.
Me provocas, me llamas, quisiera perderme mar adentro, navegar en tus olas y en una  caracola, escribir mis secretos.
Atraviesas el mundo y en tu ruta, vas sembrando esperanzas y olvidos, das vida y matas.
Mar, inmenso, apacible, intrépido, cobijas rumoroso bajo tu blanca espuma, aventuras, romances, dramas, historias que se pierden entre olas.
Tú conjugas la ansiedad de los que de tus aguas esperan la felicidad y la nostalgia de los que  entre tus marejadas, ven volar sus ilusiones.
Al despuntar el alba, el sol se retrata en tu cauce, hay vida en ti, arriba, abajo, en todo tu azul, en tu inmensidad, vida de ahora, de antes, tesoros invaluables.
En tu deslumbrante ocaso de policromía, el sol se queda estático, reflejando sus diamantinos rayos, tal parece que el astro busca en ti un tesoro, dime mar, que deidad escondes que despierta la pasión del astro?
Será que una estrella de mar lo ha cautivado, o acaso mora en tu fondo una sirena caprichosa que con cantos de melancolía encanta a los varones para luego dejarlos?
Mirando un atardecer en tu ribera, tengo la sensación de que el sol, la luna y tú, forman un triángulo de amor que entre encrespadas olas, hacen orgías de pasión al rojo vivo.  
Tal es el vaivén que en el ocaso, forman los astros, entre burbujas de sal.
Oh mar! Descubrí tu secreto, cuando los rayos de plata de la luna, se metían en tu fondo  y estallabas con ella, en un grandioso orgasmo de espuma incontenible.
Cuantos idilios se tejen en tus aguas, cuanta vida escondes en tu mundo y a cuantos habrás arrancado la vida!
Quisiera ser gaviota, volar planeando tus orillas, surcar en libertad el horizonte y volar, volar tan lejos, hasta donde me lleve el corazón.
Cabalgando en la vorágine de una marejada, me estrellé entre arrecifes de coral y extenuada, llegué hasta tu orilla sobre una balsa construida de sueños.
Por piedad mar, no destroces mis sueños, en tu arena escribiré mi historia para que la discurras mar adentro, mar afuera.
Enervada en tu vaivén, navego sin saber adonde voy, arrójame en tu fondo, para seguir robando a tu azul, la inspiración.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.