Brindo por lo que es, por lo que tengo,
esas cosas pequeñas que me llenan,
inmensas, colosales, luminosas.
No lamento el ayer, ni en ello pienso,
aplaudo hasta rabiar el sol de hoy,
el cielo que me cubre, la tierra ajena que me acoge.
Brindo por la sonrisa, por el cariño que me dan,
y pongo en alto el amor bendito que me hizo renacer.
Bendigo el recuerdo que aunque me ata a la melancolía,
acuna profundo aquí en mi pecho
la ternura que ligada a mi sangre me estremece,
de hermanos, madre, amigos,
aquellos que aunque lejos, siempre vienen conmigo.
Brindo por el tesoro que sin seis ceros a la derecha,
me hace acaudalada,
en el ir y venir, nunca digo un adiós,
porque aunque para siempre me marchara,
mucho de acá y de allá llevo conmigo,
y todo de mi, dejo a quien amo.
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