Cerró la puerta
y se perdió en la noche,
sus pasos resonaban
como lobos aullando.
Marcharon tras él las mariposas negras del dolor,
promesas incumplidas,
trozos de sueños naufragados.
Se marchó sin saber que con su ausencia,
se rompía la cadena sombría de su intolerancia.
Se alejaba dejando tras de si,
una triste huella de indolencia.
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