Amor
y luego olvido,
pasión
y después frío.
Miradas
que se pierden en la nada,
palabras
arrasadas por el viento,
la
perpetua historia,
eterno
desvarío que convierte en amor,
cualquier
quimera.
Así como maduran las uvas, caen mis letras plasmando la esencia de mi verdad más profunda. Empecé a soñar donde el cactus es una piedra más del camino y reverbera el sol, donde la noche se irradia de estrellas que se reflejan sobre la blancura de los jazmines que pueblan mis recuerdos. Soy un latido de una ciudad que es un corazón. Dos cielos me cubren, el propio y el de Sevilla, ciudad pasión y melodía.
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