Los dos fuimos dueños de
nuestras emociones
y si alguna expiación hay que
saldar,
la pagaremos.
Mis feromonas y las tuyas
estallaban sin remedio
y también sin remedio,
nos entregamos a vivir.
Sin mirar hacia atrás, ni adelante,
sin pensar si aquel, éste o si
todos,
nos condenarían.
Amor al rojo vivo,
sin la rutina imperdonable
de unos besos sin pasión,
y orgasmos calculados,
Organigrama preconcebido
que al amor, ridiculiza.
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