Amores que se acaban
y dejan en la piel como una
sacudida,
la rara sensación de no haber
sido,
o la certeza de su paso
cuando sentimos el dolor de su
herida.
Amores que tal vez no pasaron
de ser una emoción,
o fueron simplemente,
un deseo fugaz de volar otros
cielos,
que al tiempo de rozar,
se nubló dejando tras de sí,
una borrasca.
Lo que era luz,
de sombras se llenó,
se marchitó la flor,
sin color ni perfume,
dolida, se secó en el jarrón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario