Mi ventana se opaca,
en ella detenida, silente y obstinada
tiembla la gota que a mi alma encadena.
Es como una promesa o una imprecación,
es la huella que clavada en mí,
me ata y domina.
Mi ventana no sabe lo que siento,
está cerrada y muda,
ella solo es el
punto donde cuelga la noche
una gota de escarcha que arranca del rocío.
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