Abrázame,
me hacen falta tus
brazos,
bésame,
necesito tus labios,
sin la humedad de tu
boca,
se está agrietando mi
alma.
Acaríciame,
la seda de tus manos se
me escapa,
sobre mi cuerpo
escribiste
mil historias y
quimeras.
Mi piel grita tu nombre,
clama la picardía de tus
dedos
que marcaba huellas.
Yo miraba tu cara,
tan inocente y tierna
pareciéndome mentira
que fueras tú.
Que eran tus manos, tu
boca,
que era tu cuerpo
que rozaba al mío,
como quien no hace nada.
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