Cartas, amarillas, opacas,
viejos papeles que tal vez nunca han dicho nada,
epístolas que marcan moralejas amargas.
Cartas de ayer, olvidadas en un cajón,
pergaminos borrados por la vida,
porque la propia vida, los olvida.
Acres legajos que posiblemente,
jamás valieron nada
y traen hoy,
un remoto recuerdo con sabor a hiel.
Se siente dolor en tus letras, habra que quemar esas cartas
ResponderEliminarUn abrazo