Mis manos rozaban la leve tersura de tu pelo,
palpitaba en mis labios un beso,
otro beso y otro más nos dimos.
Cruzamos el umbral de la piel,
dos cuerpos, eso fuimos,
yo quizás te quería
o quien sabe si solo con mi eterna manía,
seguía enamorada del amor.
Sabía que de ti nada podía esperar,
a pesar de todo,
quise
enseñarte lo que es una mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario