Es un gran queso, tiene solera y
prestigio, leche cruda de oveja o de vaca, dependiendo de la variedad a elegir.
España es tierra de buen vino y
excelentes quesos, el Boffard por ejemplo, es un gran queso, con suficiente raigambre como para situarse
dentro de los más selectos por su calidad invariable a través del tiempo.
Hablemos del siglo XIX, cuando el
francés Claude Napoleón Boffard, se instala en Santander con su fábrica de
quesos al estilo de Francia, con el glamour de un Port Salut, a imagen y
semejanza del Camembert.
Solo transcurrieron dos años para
que el propietario de “La Reinosa”, como Monsieur Boffard llamó a su fábrica,
fuese llamado por SM Alfonso XII para concederle la Orden Real con el honor de
ser proveedor de la Casa Real.
El fundador de nuestro queso muere
en 1905 y es su viuda quien continuó con la tarea, hasta que pasados unos años,
vende la fábrica a Manuel Núñez de Morante, en la década de los 80’s, la
empresa pasó a manos del Grupo Osborne y aunque dice una vieja frase que de “de
mano en mano se perdió un anillo”, Boffard, aún pasando del Grupo Osborne a Mantequerías
Arias, sigue con la misma calidad e idéntico prestigio.
Artesano, Reserva y Gran Reserva,
son las presentaciones de este queso exquisito, manjar de dioses y de mujeres y
hombres terrenales.
Cada una de las variedades tiene
un sabor característico que lo hace único, el mío es el Gran Reserva, me
encanta su sabor fuerte, color y olor que como el buen amor, permanece aún
después de haberse ido.
Espliego y tomillo, abundantes en
los pastos castellanos llenan de aroma a este queso inigualable. Palencia, Valladolid
capital y Corcos del Valle en la misma provincia, pasados y presentes escenarios de Boffard.
Bocatto di Cardinale? Para nada
nada, me place mucho más decir, bocado elegido por dos amantes, buen vino y
pan, algo más? Música, piel y a vivir la pasión por la vida… y por el queso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario