Cada
vez que quiero ver el cielo,
pienso en
ti
y cada
vez que la angustia me posee,
pienso
en ti.
Cuando
es largo el desvelo,
cuando me
alcanza el fin del día
Sin meta,
sin destino.
Pienso
en ti en la anarquía,
también
cuando me invade el desconcierto.
Dos fueron mis caminos,
qué triste
triunfo el tuyo,
más espesa
fue la sombra,
que la pequeña
luz que diste a mi existencia.
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