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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Es Navidad!




 
De repente, se hacen lentos los días, la terneza se dispersa en el aire, y una melancolía, que es casi melodía, va marcando la piel, estamos recibiendo el primer  beso de la Navidad!

El universo se atavía de luces,  es como un parpadeo, una ráfaga imperceptible casi, un efluvio que toca el corazón y lo acaricia.

La noche invade la tarde y entendemos entonces que el tiempo empieza a cambiar, como se abre una rosa, como desciende el río por su cauce de piedra, como la misma rosa esparce su fragancia y añoramos días de aromas semejantes, otras rosas tal vez, otro jardín…

El telón de la vida sube y baja, al igual que las hojas de cualquier calendario, que marcan al caer las estaciones, es la rauda transición hacia los efímeros días de cálida nostalgia, ojalá poseyésemos el poder de hacer del tiempo, una eterna Navidad.

Cuando la brisa escarchada de frío besa la noche y se instala como lluvia de rocío humedeciendo el sueño, cuando tiembla la mano levantada marcando un adiós involuntario, cuando la voz se quiebra y elucubra la mente una plegaria que cruza el horizonte, es Navidad.

Escalofríos de nostalgia nos recorren, dejándonos a merced de la sensibilidad, recordamos la niñez, calor de hogar, olores y colores, sabores que permanecen formando estalactitas de emoción.

Brotan perlas bañadas de rocío, son lágrimas! En Navidad la naturaleza acongojada penetra al corazón del universo que responde enternecido y solidario.

Imploremos para que esos sentimientos perduren más allá de diciembre, que invadan el corazón y permanezcan, porque el mundo necesita de nuestra bondad y justicia para reinventarse y hacernos mejores.




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