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miércoles, 27 de julio de 2011

Mar!!


Mar imponente! Me estremece tu misterio, eres un centinela que bordeas la orilla de la vida.

Me provocas, me llamas, quisiera perderme mar adentro, navegar en tus olas y en una caracola, escribir mis secretos.

Atraviesas el mundo y en tu ruta, vas sembrando esperanzas y olvidos.

Mar, inmenso, apacible, intrépido, cobijas rumoroso bajo tu blanca espuma, mil romances.

Y en tu desdoblamiento, tus rabiosas olas asolan a su paso, dejando tras de si, desolación y angustia.

Tú conjugas la ansiedad de los que de tus aguas esperan la felicidad y la nostalgia, de los que entre tus marejadas, han visto volar sus ilusiones.

En cada despuntar del alba, el sol se retrata en tu cauce, hay vida en ti, arriba, abajo, en todo tu azul, en tu inmensidad, vida de ahora, de antes, tesoros invaluables.

En tu deslumbrante ocaso de policromía, el sol se queda estático, reflejando sus diamantinos rayos, tal parece que el astro busca en ti un tesoro, dime mar, que deidad escondes que despierta la pasión del astro?

Será que una estrella de mar lo ha cautivado, o acaso mora en tu fondo una sirena caprichosa que con cantos de melancolía encanta a los varones para luego dejarlos?

Mirando un atardecer en tu ribera, tengo la sensación de que el sol, la luna y tú, forman un triángulo de amor que entre encrespadas olas, hacen orgías de pasión al rojo vivo.

Oh mar! Descubrí tu secreto, vi que los rayos de plata de la luna, se metían en tu fondo y estallabas con ella en grandioso orgasmo de incontenible espuma.

Cuantos idilios se tejen en tus aguas y cuanta vida escondes en tu mundo!

El cielo pinta de azul intenso tu horizonte y son tus aguas de un azul tan profundo, que cualquiera diría que se sumergió un príncipe azul buscando su princesa y al salir, en recompensa, te dejó su color.

Quisiera ser gaviota, volar planeando tus orillas y en silencio, robarte un beso que calme mi ansiedad de ti.

Cómo envidio a Alfonsina, que se perdió en tus aguas, dime mar, que haces con ella? Donde la escondes? La mantienes cautiva para amarla en las noches perfumadas de sal?

En tus arenas blancas edifiqué un castillo, allí escondí mi corazón, llévalo entre tus olas y déjalo donde la noche, celestina de amores, lo lleve a su destino.

Cabalgando en la vorágine de una marejada, me estrellé entre arrecifes de corales y extenuada, llegué hasta tu orilla sobre una balsa construida de sueños, por piedad mar, no destroces mis sueños, en tu arena escribiré mi historia para que la discurras mar adentro, mar afuera, mareada en tu vaivén, navego sin saber adonde voy, déjame en cualquier puerto, yo seguiré robando a tu azul, la inspiración.

1 comentario:

  1. La deidad del mar, es la misma Yemayá, madre amorosa que cuida a sus hijos, porque las hay que desproteje.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.