Paseaba despacio,
levitaba sobre un mar de nubes que celosas,
pretendían cubrirla entre vapores de humedad,
pero la diosa impávida era fuego que enardecía
tal su belleza, que el sol al verla,
enloquecido de pasión,
sus rayos encendió para cubrirla.
Fue un destello,
un pantallazo que desde el espacio,
a la tierra llegaba,
para quedar grabado en el recuerdo.
Venus y el sol se amaron,
y robando belleza a las estrellas,
Entre quejidos de pasión,
su estela luminosa,
cristalizó en vehemente orgasmo
dejando conmovidos cielo y tierra.
Wow que preciosa, Miuris, te ha salido genial
ResponderEliminarfeliz finde
besos