El mundo avanza hacia un abismo y mientras los
humanos continúen comportándose de manera irresponsable, con cada paso, vamos
al vacío.
En alocada carrera vamos, venimos o quedamos varados
en medio de un camino que aunque luzca a veces luminoso, es en realidad un
caos.
Los valores y principios, la justicia y la ética, la
gratitud, la esperanza, son valoraciones inexistentes, la conducta y norma que
antes regían, son hoy en día, circunstancias desfasadas que provocan burla y en
el peor de los casos, simplemente no existen.
Lo que antes era bueno, hoy no vale para nada,
porque se impone la moda de hacer valer lo que es absolutamente inválido en el
sentido de la ética.
Hoy los malos son buenos, se premia a quien quebranta
las leyes porque éstas son usadas como comodines cuando conviene a ciertos
intereses.
El triunfo hoy es para los que transgreden las reglas de la convivencia normal, triunfa quien lisonjea, quien se aleja de los patrones normales, los que naciendo hombres se convierten en mujeres, o viceversa.
Honorable es el político, empresario, artista, el rico que disipa grandes bienes en juergas y placeres, pero no otorga una mísera limosna a una obra de caridad.
Desfilan en las páginas de afamadas revistas mujeres cuyos nombres se respetan porque poseen fama, fortuna, lo que menos interesa es cómo los han obtenido, lo más importante es que ellas forman parte del conglomerado del nuevo código de ética, ese cuyos cánones se escriben con la sangre y el sudor de mujeres y hombres que deberían ser en la escala de los verdaderos valores, quienes recibieran el galardón por saber que siendo esclavos, sonríen anhelando la libertad.
En la escala descendente que nos lanza cual veloz tobogán,
corremos desbocados hacia por la pendiente, mientras duras espinas nos van
hiriendo.
La vida es un desfile de payasos y títeres, reinos
en los que falsos monarcas se visten de gala y sientan a su mesa a cualquier
plebeyo ataviado de señor, investido de noble.
Pobres diablos que porque poseen abultadas sumas con
ceros multiplicados hacia la derecha, se creen superiores, pobres ladrones ricos
en dinero y míseros de conciencia, enriquecen con los fondos que son míos y
tuyos, se agigantan, cuando son en realidad, enanos.
Hasta donde llegaremos en este sistema cuasi mundial
donde nos mantienen atados, siendo aparentemente libres, mentira! Muy pocos
aunque sientan el peso de los garfios apretados en su carne, tienen la
capacidad de sentir y tocar las pesadas cadenas que los mantiene
enlazados.
Rompamos ya las cadenas!
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