Que bien, aplausos de pie al Alcalde de la comunidad de Nápoles, que en febrero pasado emitió una ordenanza, mediante la cual, ordena a los habitantes del pueblo, NO MORIR.
Giulio Cesare Fava, el Alcalde endiosado, llegó a esta “feliz” conclusión, porque en Falciano del Massico no existe un cementerio y luego de enemistarse con el Alcalde del pueblo vecino, dueño de un camposanto, parece que se le hace cuesta arriba, pedir el favorcito a su enemigo.
Pero no pasa nada, los habitantes del pueblo están felices, al fin alguien consigue la fórmula de la eternidad para su gente, aún así, dos personas desobedecieron la orden y murieron, que haría el alcalde, los habrá mandado encarcelar? Que bueno que la policía italiana, con su ancestral experiencia de lidiar con peligrosos capos, habrá estado a la altura de esos dos peligrosos infractores de la ley.
Ojalá nuestro amigo Zoido, el señor Alcalde de Sevilla, aplique en Sevilla, un edicto semejante para sus munícipes y todos los habitantes de la capital andaluza, sevillanos o no.
Hágalo usted señor Zoido, le seguro que sería un decretazo.
Me gusta la iniciativa del alcalde y yo por mi parte estaría encantado de cumplir su ordenanza, pero tampoco por demasiado tiempo. Al final debe llegar para que el pricipio tenga lugar.
ResponderEliminarMiuris, los cementerios siempre me parecieron
ResponderEliminardepósitos de cadaveres, sobre todo las bovedas donde amontonan ataudes. Bien por el decreto de no morir, hay que irse de a poco volando como los pájaros, ¿donde van los pájaros cuando mueren?.
Un abrazo