Siempre he tenido una opinión especial sobre los homenajes que se hacen a personas destacadas en cualquier área. Muchos de éstos suelen ser producto de la conveniencia y son por tanto, ofrecidos por la hipocresía, otros invisten tal descaro, que hasta leer la crónica irrita la conciencia.Se hacen homenajes llenos de falsedad a personajes sociales, políticos, representantes de la más alta élite, en fin, se elige a quien esté dominando sobre el pináculo de la fama, o de la sociedad.
Me escuece el alma cuando cuando pienso en la gran cantidad de héroes anónimos que dedican su vida a hacer el bien, a servir a familia, amigos, vecinos y hasta a a desconocidos y nunca les son reconocidos sus méritos.
Mi conciencia se rebela cuando advierto la desfachatez con que son aupados líderes políticos y personas individuales, que mas que bien, han dañado a la sociedad, han deshonrado, han estafado...
Los días especiales suelen ser propicios para homenajear a determinadas personalidades, por ejemplo se acerca el Día de la Mujer y ese día nos hastían con frases y dedicatorias ridículas, que ni siquiera llegan a la gran masa femenina, a la mujer que callada, o gritando atraviesa situaciones insufribles.
Se exalta en cambio la vanidad, la hipocresía y frivolidad, las luces que iluminan aquella pasarela por la que desfilan las mas negativas pasiones, pero que son no obstante, las que llenan las páginas de los diarios mas leídos, las que se destacan en los abundantes programas de corte "rosa", que yo mas bien llamaría programas alienantes que nada aportan de positivo.
Este el mundo que nos ha tocado vivir, me pregunto a veces que sucede en las alturas o donde sea que resida el reino abstracto o real que nos rige.
Ojalá que la gente fuera menos frívola y se detuviera un instante a pensar en las penurias de la humanidad, si cada uno tuviera conciencia de que vivir es mucho mas que risas y boato, que millones se seres humanos lloran mientras nosotros ajenos, vamos cada uno a lo nuestro.
Sin imaginar siquiera cuantos dramas se esconden tras una puerta por la que pasamos indiferentes, cuanto llanto hay en tantos ojos, cuanto dolor en tantos corazones.
La vida merece vivirla de otra manera, es tan corta que es una lástima que la desperdiciemos siendo todo lo contrario de lo que deberíamos ser.
Si antes de cerrar los ojos pensáramos un poco en que el mundo se compone de seres humanos a los que de vez en cuando hay que mirar con los ojos del alma, es posible que en la medida en que lo hagamos, seamos mejores personas y empecemos a sentir en nuestro adentro, el verdadero sabor que da, el conocer el valor de vivir.
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