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lunes, 12 de septiembre de 2011

Son cosas de la vida


Es como un cataclismo, como dejarse agarrada el alma en la copa de un roble y que el viento furioso la zarandee.

Es dejarse abatir por la corriente de una borrasca que baja y sube la pendiente de mil colinas y que en su transitar, nos arranca a jirones la piel.

Una revolución de sentimientos, donde lo único que permanece claro es el amor. Un coctel de emociones, una hecatombe, como una herida que a su paso deja caer gotas de hiel, de sangre, o de sal, porque es salado el sabor.

Es un choque de la conciencia con la realidad, una catástrofe que va partiendo en dos

el corazón.

Es la suma del dolor, resta de la esperanza, la multiplicación del temor, conjunción de bien y de mal, un aguijón que se clava en la piel, quiere romper mis alas y obligarme a entender que la verdad es relativa y que el idealismo con que muchas veces nos forjamos la vida, es solo un espejismo.

Es como detenerme al borde de una fuente y descubrir en su fondo, un abismo insondable donde navegan todas las ideas, los pensamientos, fantasías y las ilusiones que hasta el momento me habían alimentado y darme cuenta de que una hecatombe amenazaba con devorarlas.

Casi siempre nos afanamos por alcanzar la luz, en mi desenfrenada carrera tras el resplandor trepé los vericuetos más insospechados.

Solo lo imaginaba, pero no tenía certeza de lo que era un rayo de luz radiante y pura, sin contaminaciones, sin parpadeos, había conocido luces fatuas en cuyo fulgor si alguna vez creí, hoy indudablemente, ya no hieren mis pupilas con su falso resplandor.

Después de tener la convicción de que existe realmente esa luz que destella y carece de falsedad, me consideraba apta para distinguir al ras cuando algo está fallando, antes aún, de que sea detectado hasta por quien sin saberlo, lo alberga.

Es como saber cuando estamos varados en el limbo, sin entender si nos espera al fin, el paraíso, el purgatorio, o si será el infierno el destino que nos albergará.

Son cosas de la vida.

4 comentarios:

  1. Nadie dijo que la vida fuesa fácil, solo aseguran que merece la pena, y no se equivocan ¿verdad?

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  2. La vida está aí, cada uno tenemos la nuestra propia dentro de ese gran conglomerado que formamos los humanos. Con todos sus achaques, merece la pena vivirla, eso sí mirándola siempre de frente.
    Un beso

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  3. Realmente no lo es Pilar, pero es maravillosa, no?

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  4. Mi apreciado Arruíllo, a que si merece la pena vivirla, a vivir pues, con coraje y satisfacción.

    Abrazos

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.