El boom latinoamericano, dio a Latinoamérica
una aceptación literaria, pasando de ser la nunca nombrada a un sitial de interés en el mundo más
civilizado y cultural.
El tiempo vuela, cincuenta años
han pasado y muchas letras han llovido desde entonces, confirmando a esa tierra
llamada continente de la esperanza, en una nueva esperanza para la literatura,
mas fresca, más atrevida.
Latinoamérica a fuerza de
parpadeos, teclazos de maquinillas y borrones, ha entrado a la era del
modernismo de los ordenadores, cuando ya éramos Premio Nóbel y atesorábamos uno
que otro galardón de importancia.
Mucho debemos a García Máquez,
Juan Rulfo, Onetti, Carpentier, Borges, Fuentes, Varga Llosa, Gabriela Mistral,
Isabel Allende y otros más, nombres de ayer y de hoy, anónimos, innombrables,
excluidos, falsos profetas, que de todo hay en la viña del Señor.
Ellos con un lenguaje especial muy
a lo nuestro, describiendo en sus novelas escenas típicas de campiña y
ciudades, se metieron en el bolsillo, además de la fama y gloria, el caudal que
le otorgaba su obra.
Es indudable que estos autores que
han creado algarabía donde solo había silencio, fiesta donde había llanto, son
los auténticos tutores del boom que entra en su medio siglo de vida.
Los europeos, oliendo el triunfo y
relamiéndose por anticipado, contribuyeron con su difusión a la fama de muchos
autores del llamado boom, hoy Seix y Barral retoma la ciudad y los perros de
Vargas Llosa, como punto de partida para el festín.
El 5 de noviembre en Casa de
América en Madrid, dará inicio un homenaje a casi medio centenar de escritores,
Vargas Llosa, será el encargado de dar apertura al congreso donde estarán
mezclados los de antes y los de ahora.
Para ser justos, hay que decir que
fue el periodista chileno Luis Harss, el que previó el éxito y lo plasmó en “Los
nuestros”, un libro que publicó en 1966, fue allí donde se etiquetó la palabra “boom”, con respecto al
auge de la nueva literatura de Latinoamérica.
A Harss no acababa de gustarle el
nombrecito, aún así lo hizo, haciendo brillar en sus textos los nombres de los maestros,
Borges, Asturias, Rulfo, Guimaraes, Onetti, unidos a quienes tocaría la gloria
de ser los mayores transmisores del boom, Gabriel García Máquez, Julio
Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa.
"La casa verde", de Vargas Llosa;
"Cien años de soledad", de García Márquez; "Rayuela", de
Cortázar o "La muerte de Artemio Cruz", de Carlos Fuentes, son apenas
unos pocos de los muchos títulos “culpables” de que se cumplan cincuenta años
del boom latinoamericano.
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