Tus manos y tu boca,
tus dedos que por mi cuerpo se deslizan,
tus labios dibujando en mi piel con humedad,
huellas que me desquician de placer.
Trillando un sendero entre la abrupta roca,
vas calcando atajos de embeleso,
mientras dejo que la corriente arrase
la jornada del día, o de la noche.
Jirones de pasión vamos tejiendo,
forjando en cada entrega,
historias que sucumben antes que el día,
mucho antes de que muera sombra de la noche.
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