Noche,
Me pesas, me oprimes,
Como puedes remediar esta herida que me hiciste.
Noche,
Me das frío,
Me atenazas y te conviertes en laberinto.
Noche,
Casi madrugada, cuando te vas a marchar.
Así como maduran las uvas, caen mis letras plasmando la esencia de mi verdad más profunda. Empecé a soñar donde el cactus es una piedra más del camino y reverbera el sol, donde la noche se irradia de estrellas que se reflejan sobre la blancura de los jazmines que pueblan mis recuerdos. Soy un latido de una ciudad que es un corazón. Dos cielos me cubren, el propio y el de Sevilla, ciudad pasión y melodía.
la noche da mucho de sí misma, pero trás ella llega el amanecer para librarnos de sus laberintos, de sus mordazas, de sus heridas, de sus miedos, de sus fríos...
ResponderEliminarBonita entrada. Un abrazo amiga.