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domingo, 30 de octubre de 2011

Bienvenido al planeta!

Todo listo para esperar mañana lunes, el arribo al mundo del habitante que completará la cifra de siete mil millones, lo que convierte a la población humana en el planeta, a dos veces y media superior, a la existente hace sesenta años.

Somos tan pocos, o somos demasiado?

La nueva cifra será recibida con una conferencia de prensa de Ban Ki-Moon, Secretario General de la ONU.

De acuerdo al informe sobre la población mundial, el total de personas irá ascendiendo de tal modo que para 2050, seremos,… seremos? Vaya, que pretensión,, quiero decir, habrán en el mundo, nueve mil 300 milloncitos y a final de este siglo, serán más de 10 mil millones.

Las cifras pueden ser más o menos exactas, ya que habría que sumar posibles nacimientos no registrados, en la selva, en lugares que existen aún y continúan siendo inaccesibles, en campos apartados de la civilización.

Me parece perfecto que seamos tantos, muchos más para amarnos, abrazarnos, consolarnos…

Me parece increíble que mientras los grandes líderes mundiales debaten situaciones triviales, se divierten en grandes orgías entre voluptuosas modelos prestas a complacer sus bajos instintos, claro está, subvencionadas con dinero perteneciente a poblaciones de donde se trate el caso, el mundo continúa una marcha hacia el naufragio, porque faltan manos que guíen su timón hacia un puerto menos incierto.

Lo verdaderamente cierto es, que en sentido general el mundo anda mal, la humanidad ha perdido mucha esencia de su sentido literal, surgiendo en cambio, otras cualidades que más que colocarnos en el renglón de humanos, nos iguala a salvajes.

El mundo estremecido se debate entre guerras y conflictos, las religiones que por la naturaleza “divina” que persiguen, más que salvar almas, las confrontan, las envilecen.

Que hacer? Dar la bienvenida a ese nuevo número que antes de nacer ya nos convierte en cifra “mundial”.

Importante sería, si hubiera quien tuviera el coraje de hacerlo, idear proyectos que promuevan la igualdad en lugar de continuar ideando fórmulas divisorias entre colores, razas, idiomas.

Tratar de hacer más estrecha, la grieta que expande hasta casi el confín del interior de la tierra, dividiendo a ricos y pobres, dejando a éstos cada día más incluidos, mas indignados.

Erradicar el eterno antagonismo entre ciertas potencias por la posesión de derechos sobre países libres que deben continuar siéndolo, sin injerencia alguna.

Acabar a nivel mundial con el tema de establecer diferencias entre mujeres y hombres, aceptar que ambos son exactamente iguales, que ni uno, ni otra, deben tener derecho sobre su contraparte, sino respeto.

Que las mujeres entiendan que la guerra no hay que ganarla a los hombres y que éstos sepan que en ellas, tienen un modelo semejante con las disparidades propias del sexo, normal y “culpable” del desarrollo de esta super población que confrontamos.

Es esa la única desigualdad entre hombres y mujeres, en lo demás, ambos componentes de la raza humana, son semejantes.

Con la excepción además de la fuerza física, que en las mujeres es menor, pero son en cambio dotadas de cualidades sublimes, que les compensan de esa falta, todo es igual.

Igual capacidad de trabajo intelectual, político, empresarial, cuando la humanidad entera, las grandes potencias y los políticos de cada nación trabajen no para engrosar fortunas personales, sino por sus países, cuando la mujer misma no se ofrezca como objeto de pago por prebendas o por llevar una vida cómoda, entonces el planeta podría empezar a mover su proa hacia mares de aguas sosegadas, sin amenazas constantes de tsunamis que lo arrasen.

1 comentario:

  1. Ojalá sea para disfrutar una vida plena, aunque me temo que no será así, las probabilidades están en contra.

    Un saludo, gracias por el optimismo

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