Yo soy aquella lágrima que rodó en nuestra despedida
la gota de rocío que hecha hielo
se convirtió en la muralla que nos separó.
Soy el ayer, ni siquiera un recuerdo
la esperanza fallida que se quedó en la nada.
Después fuimos los dos
granos de sal que el tiempo derritió
disipando su humedad.
Un Desencuentro cruel
que hizo de ti y de mí
un par de desgraciados.
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