De
repente la tarde se vistió de nostalgia,
en el
salón a solas inquieta me movía,
me
seguía mi sombra,
resonaban
mis pasos.
La
ventana opaca, las macetas marchitas,
había
sol y sin embargo,
todo
era penumbra.
La
cocina silencio,
soledad
en la alcoba,
me
sentí levitando,
me
invadió el frío,
nadie,
solo yo habitaba
aquella
impresionante pesadilla.
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